INICIACIÓN TEMPLARIA
Hay un día
para nacer y otro para morir, un día, una hora y un tiempo para cada situación,
un lugar un entorno que nos va llevando si nos dejamos fluir y damos ese paso
de fe todavía invisible sin plena consciencia en la mente concreta, pero real y
evolutivo en el alma.
Hay que
morir para volver a nacer y no es una mente física, dolorosa ni definitiva, es
una muerte aceptable, consciente dentro de lo humano, razonada, meditada y
trascendente, es para dar a la vida verdadera. La del buscador que ha
encontrado una ermita para descansar, analizar y prepararse para dar ese paso
esperado por el alma y reafirmar su consciente en su esencia cristica, manantial de luz, donde no hay mascaras ni
rangos, ni cargos ni títulos, solo hay unidad con el ser de todo ser, con el
padre que es el hijo y el espíritu santo el mismo espíritu de los tres.
Es esta
vivencia pronta de velarse la que me llevo a cruzar continentes, encontrarme
con hermanos que son una parte mía, en una casa – templo que la sentí mía, no
como la posesión de una casa sino como una parte de mi ser que me llevaba a
otras dimensiones, donde no hay personalidades sino una vibración común.
Viviendo horas, días que no tienen el mismo valor ni tiempo común de la vía
diaria. A veces parecen tan poco y otros tantos si los medimos como medimos en
el tiempo normal pero lo medimos como trascendental es real.
Entrar en
mi santuario personal, interiorizar el momento, consagra mi decir si, como
una convicción de vida, no como un
compromiso terrenal.
Al ser
conducida a tocar las puertas del templo experimentaba manifestaciones,
sensaciones, regocijo que solo se pueden comprender cuando se ha penetrado el
templo y se ha anhelado este momento o cuando uno se ha preparado día a día,
momento a momento a preparar este paso.
El ser
aceptada y envestida como sirvienta templaría es un regalo divino, como una
manifestación que Cristo me ha llamado por mi nombre como dijo Jeremías; sentir
que el sublime maestro Jesús me ha elegido para estar en su milicia y
comprender tan magno regalo, tal excelso llamado para continuar por este
sendero y hacer de esta iniciación mi camino de la mano de Cristo y de María.
Una nueva vida que me da, se otorga desde la madurez de mis años puedo
rediseñarla, construirla, vivirla con pilares sólidos, amorosos donde la virtud
reine, el compromiso actué y el servicio este presente las 24 horas del día.
Poco a
poco se me ira revelando mi misión dentro de la milicia de Cristo y mi gran
compromiso es hacer que todos mis actos sean agradables a los ojos del
altísimo. Solo sé que la gratitud, obediencia, disciplina, responsabilidad,
oración y entrega serán parte de mis herramientas para seguir este camino,
donde mi esencia que es divina y eterna conduzca y guie mi personalidad para el
mejor servicio del temple, mi familia y mis hijos espirituales.
Que el
egregor de la Orden, su maestro y guías, arcángeles y seres de luz me ayuden a
seguir a Cristo a ser un soldado de este tiempo que ayude en la preparación de
su venida, que sea también una hija digna de tal excelsa Madre Santa María.
Entrego mi
libre albedria al Maestro Jesús para el mejor servicio del temple, todo para El
y por El.
No a nosotros,
Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre, da la
gloria.
Fuente: +++Sor. Enma Chávez de Flores. Gran Priora Magistral "Espiritual Internacional" de Arequipa. A.O 905.
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