- Introducción.- Mis
Hermanos, vasto y abierto tema ha sido asignado a mi persona, un tema de tanta
importancia dentro del ámbito de los iniciados e incluso en lugares profanos,
la Trinidad. En la esencia de los pensamientos del hombre conviven
constantemente una tesis o una idea contra su opuesto, una antítesis. Esta
contradicción innata, es la razón de todo mal y sufrimiento dentro de nuestras
vida, tanto propias como de la sociedad toda. Este enfrentamiento de
''opuestos'', repentinamente, modifica o evoluciona su idea primaria y pasa a
ser dos polos complementarios, dando lo que podría entenderse como ''síntesis''
o solución. Esta solución es dada cuándo poseemos la lucidez suficiente para
discernir de manera objetiva cualquier situación. Hay quienes podrán denominar
este estado de consciencia como la luz del Creador, otros lo llamarán el
equilibrio sublime de las ideas, y en lo personal creo que las cosas siempre
han sido como son, lo que evoluciona es la perspectiva del sujeto que observa
esa realidad, llegando a encontrar solución donde muchos otros sufrirían y
estarían dominados por el caos. El individuo que auto evoluciona su visión
profana de las cosas a una percepción sublime de la realidad, es lo que
podríamos denominar, Iniciado.2. La trinidad y la labor práctica del Iniciado.- Estas cualidades contradictorias se reflejan en todo lo que conocemos, como buscadores de la Verdad. Observamos que dentro del átomo conviven dos polaridades, una positiva y otra negativa, una de expansión y otra de contracción, en el mundo vemos un día y una noche, sentimos en las estaciones del año un frío y un calor y un sinfín de ejemplos que la imaginación misma puede entregar, sin embargo, en todo ser pensante existe la intuición o utopía de encontrar el punto exacto donde se genera un equilibrio, y es ahí donde el tema toma características que se alejan de lo profano y nos hace entrar dentro del mundo iniciático, dado que para entender temas de este tipo de índole es necesaria una conducta ideal, una ética que permita visualizar dentro de lo cotidiano, el punto de equilibrio que nos lleva al posterior ascenso dentro de nuestra carrera en lo espiritual. Mis Hermanos, de aquí os pregunto ¿es acaso el hombre que vive dominado por la pasión, el egoísmo y el miedo a lo desconocido, una persona apta para entender este orden de ideas? ¿que es más conveniente para ese ser que vive bajo la fuerza de la dualidad? ¿cerrar la boca y mantener el secreto de lo sublime en pos de proteger lo sagrado y que este no sea mal entendido y como consecuencia, generar sufrimiento en tal individuo? Lo esotérico, es secreto, dado que es similar a nuestra consciencia, que encerrada en la oscuridad de la corteza cerebral, es generadora de los más grandes anhelos y realizaciones que podría imaginar un ser divino, como lo es el ser humano. Según estudiosos del tema, el ser humano, al tener un libre albedrío, es poseedor de un poder inimaginable, tanto para destruir como para construir. La primera acción (destruir) precisa de una luz limitada y la otra (construir) de una luz ilimitada, a la que podríamos llamar la luz del Creador. Dentro de esta cualidad humana, entra el tema del placer, dado que todos, independiente del estadio evolutivo en que nos encontremos, deseamos placer, y así es lo que deberíamos vivir dado que el creador hizo el mundo para que su único ser semejante, pudiera disfrutar de la creación toda. A su vez, la gran o única cualidad del Creador, es la de entregar infinitamente sin esperar nada a cambio, lo que podríamos entender como un altruismo absoluto, y es allí donde encontramos una dualidad, vemos que nuestro Creador nos da y da incesantemente, y nosotros, los Creados, no deseamos nada más que recibir esos manjares. Es ahí donde el tema debiese ser tomado por el Iniciado, a fin de que la realidad pueda ser entendida en un equilibrio perfecto, porque entendiendo que somos semejantes al Creador, deberíamos ser capaces de disfrutar el placer sin nunca estar apegado a él, dado que para ser semejantes a nuestro creador, debiésemos practicar el altruismo.A través de la historia, y pensando en un desconocido pero intuitivo origen, el actuar de los iniciados es simple y concreto, es la sublimación consciente y constante del Sentido Común. La mente profana, al vivir apegada al materialismo por una actitud egoísta, tiende a complejizar todo, porque no admite que algo sea simple, esta mentalidad innata necesita de esa contradicción entre los polos para hacer más ameno y aparentemente, más entretenida, su estadía en la Tierra. De este hecho es donde emanan gran cantidad de tratados, libros, filosofías y una eterna lista de palabras que podrían ser resumidas en unas pocas líneas. La trinidad por lo general se interpreta simbólicamente con la figura de un triángulo equilátero, primero, porque es el primer polígono que se manifiesta como tal, por ende, es el primer boceto de lo que posteriormente será una realidad tangible. Entiéndase este primer paso como la mente libre capaz de sortear todo tipo de obstáculos, lúcida para actuar de la manera más perfecta o si se quiere, trabajar con el menor error posible. Dentro de todas civilizaciones de la humanidad podemos encontrar vasta simbología al respecto, el cristianismo con la construcción de la trinidad formada por el Padre, Hijo y Espíritu Santo, intenta enseñar a las masas irracionales, las leyes que rigen el Cosmos. Dentro de las culturas aborígenes latinoamericanas se habla bastante de que el ser humano es un ser que está entre la madre tierra y el padre sol, los urantianos también manifiestan la trinidad a través de tres circunferencias concéntricas, pero lo importante mis hermanos, más allá de presentar simbología de diversas culturas, es entender de manera práctica su simple y trascendente significado, la presencia de una Ley Universal inquebrantable y sempiterna. No olvidemos que el trabajo del Iniciado, es uno: la constante batalla contra el mal y el error. De esto, se puede derivar en que nunca hay que ser un pasivo espectador del mundo y para ellos se necesitan seres con convicciones concretas, siempre conscientes de sus perfectibilidades y lo más importante, una valentía sublime, para lograr construir a través de la fuerza que nos entrega la iniciación, nuestra sublime y divina identidad. Esta valentía en todo sentido es primordial, dado que el mundo iniciático es para almas realmente convencidas en reencontrarse con el Origen. Una pregunta se genera: ¿acaso llegar a ser iniciado, es porque solamente alguien creyó en nuestra voluntad y nos llevó a convertirnos, o es acaso que fuimos nosotros mismos los causantes reales de tales consecuencias? Quién golpea tres veces las puertas del templo, es porque QUIERE hacerlo. Su conducta cotidiana y profana, demostraba que tenía intenciones de ir más allá de lo que un humano común y corriente pudiera tener o soñar. Esta Voluntad, al igual que todo lo esotérico, es repentina, dando a pensar que el Creador hace que en los momentos menos esperados puedan presentarse ante nosotros las más bella y potentes verdades. Dicho esto, podríamos plantear que todo lo que uno vive, es el resultado directo de nuestras acciones concretas, y más específicamente, nuestra conducta. El meliorismo implícito dentro de nuestras enseñanzas tiene como fin, representar el significado de cada una de las trilogías que simbolizan a su vez a la Santísima Trinidad, para que tal equilibrio sea concretamente manifestado nuestra vida cotidiana. De ahí es que se nos recalca el huir del vicio, porque todo vicio en un constante desequilibrio y por ende, un actuar de la dualidad enfrentada, vicio que puede estar desbalanceado hacia lo terrenal o inclusive, lo celestial. No es difícil que las personas que comienzan a conocer el ámbito esotérico, entren en la locura o actitudes bestiales, si es que no existe la debida conducción de un maestro. Pero sin embargo, propongo una situación que, para monjes-guerreros que literalmente somos, es de vital importancia. ¿Es acaso huir del vicio lo que asegura un real y sincero aprendizaje? ¿O es que debemos vivir la profundidad del vicio en algún momento de nuestras vidas, para posteriormente hacer germinar la luz que nos llevará a un mejor estadio de existencia? Como guerreros, creo en lo personal, que para entender algo, debemos vivirlo en la carne, en la mente y en el espíritu, entendiendo que toda situación corresponde a pruebas que nos impone el Padre para primero, desarrollar la fuerza necesaria para poco a poco ir develando su omnipresencia y segundo, si no tuviéremos esa energía desarrollada y viéramos en toda su magnitud al Creador, de seguro no soportaríamos nada de Él, seguramente por nuestra debilidad y como consecuencia, nos volveríamos locos. Las enseñanzas con respecto al tema, no son materia de eruditos ni desarrollados intelectuales, sino que son secretos que son revelados simplemente a quiénes son puros de corazón.Podemos comprobar que dentro de la metrópolis, somos nosotros como Orden del Temple y otros seres humanos, equivalentes en nuestros objetivos, quiénes nos cultivamos al estudio y a la práctica de la virtud. La sabiduría a la cuál aspiramos también es posible encontrarla en el mundo rural, con sus particulares maneras de vivir. Los seres que conviven con su Creador siempre están presentes, en cualquier forma, momento y lugar, con la convicción absoluta de retornar a su celestial cuna de origen, convicción entregada por una fe que se diferencia en la fe practicada por los profanos, que se basa en el miedo, sino que una fe del Iniciado, que es la percepción del Amor Divino, en TODO. Al momento de encender las luces en el Templo, la primera invocación es a la Sabiduría, entendiendo que de ella emana todo lo posterior, sabiduría intuitiva al igual que un niño que actúa sin prejuicios y con una total inocencia, inocencia que fue ultrajada en algún momento de nuestro desarrollo humano. Posteriormente, se invoca a la Fuerza, necesaria para llevar a cabo la Gran Obra, levantándola de su natural caída posterior a la emanación primaria como podría ser llamada la Sabiduría. Se puede hacer un paralelismo con la teoría del Big Bang, donde se postula que posterior a la explosión del huevo cósmico, el Universo comenzó a enfriarse paulatinamente pero nunca al punto de no desarrollarse nunca más, lo que podría entenderse como la fuerza para llegar a la tercera luz, que sería la armonía, armonía entre nuestros hermanos del Temple, y más aún armonía en un sentido universal, el trabajar siempre por el crecimiento en todo sentido de la Humanidad. Hay también quiénes entienden estas tres primeras luces como en la trilogía de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, que como sabemos, en un sentido político probablemente genere decepciones, dado que es aplicado en términos y acciones realizadas por profanos, pero distinto resultado es cuándo se la trabaja en el ámbito de lo iniciático. La libertad representa al ser libre de vicios y pasiones, libertad que jamás es ultrajada dado que esta vive perennemente como una luz interior, en cada de una de nuestras más profundas consciencias y nadie puede atentar contra ella, ni siquiera el mismo Creador. La igualdad es similar a un teatro, donde cada uno, al igual que un actor, desarrolla un personaje que debe cumplir con su labor, sin embargo, al momento de terminada la función (muerte), el sabio es consciente de que el que era un rey y otro que un mendigo, eran actores de la obra, así es la igualdad sublime, una humildad en ver al otro como un compañero y hermano, equivalentes en todo sentido. La Fraternidad, es la idea de entender que todos, independiente de nuestras doctrinas religiosas, filosóficas y personales, somos hijos de un mismo Creador, o bien, resultado de un origen en común. Ahí es donde la trinidad puede ser entendida también como una versión evolucionada y activa de la unidad, que es un estado de inercia permanente. Es en ese instante donde aprendemos que hacer daño a otro a otro es hacerse daño a sí mismo, porque somos parte de la gran familia humana, que supera a los reducidos lazos sanguíneos y sociales, estos son los lazos de la fraternidad más pura. Entendiendo que el total de números son nueve, podremos intuir que esta trinidad es desarrollable por tres veces hasta llegar al noveno, pero todo debe aplicarse en momento correcto, dado que en este caso nos restringimos solamente al fascinante tema del ternario. Mis Hermanos, dentro de lo que traté en este diseño de campaña, intenté reducirlo a lo meramente importante y valioso, para recordar que un trabajo de este tipo, es para hacer que nuestra voluntad de ser mejores y felices, sea realmente motivada y no sea un puro actuar dentro de lo intelectual. Cada palabra e idea, va como un sacrificio hacia los Hermanos, una prueba para mí mismo, y lo más importante, un sacrificio ritual en pos del Origen de todos los Orígenes.
FUENTE: Fr+
Dante Sabando Olivares (2016). "La
Trinidad como simbolo esotérico”. Revista "Octógono" - GPTCH. Año
I N° 4, octubre - 2016, Pág 14 - 18.
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